25/11/2024
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El economista Enrique Szewach consideró que el Gobierno nacional está aplicando un “ajuste sin sentido” y dudó que llegue a diciembre sin “tocar el tipo de cambio”

El economista Enrique Szewach disertó hoy en uno de los almuerzos que tradicionalmente organiza la Fundación Mediterránea, pero antes de hacerlo visitó los estudios de Misiones Online TV, donde brindó una extensa charla en que se refirió a los desafíos de una transición de gobierno conflictiva no solo por las dificultades de la economía sino también por la crisis política del Frente de Todos.

No dudó en definir como “un modelo agotado” al plan (si es que hay tal cosa) que intenta llevar adelante el ministro de Economía, Sergio Massa, pero remarcó también que el país viene de tres ciclos de gobierno consecutivos (el último de Cristina, el de Macri y el de Alberto) que entregan a su sucesor una economía con un PBI per cápita inferior al que había al momento en que asumieron.

Advirtió empero, que no se pueden esperar cambios sustanciales en un período de transición como el actual, lo que complica un poco más el panorama. “Todavía faltan nueve meses para seleccionar a un nuevo gobierno. Si tuviéramos una economía más o menos ordenada, sería un tránsito normal pero como tenemos una economía muy, muy, muy, muy debilitada con un gobierno que desde el punto de vista político también está muy debilitado, eso se hace más difícil”, indicó.

Observó que el Gobierno nacional enfrenta un dilema entre la necesidad de estabilizar la economía, frenar la tasa de inflación y entregar un gobierno en una transición más o menos ordenada y la tentación de aumentar el gasto público para mejorar sus chances electorales, lo que generaría más déficit y más inflación

“Los planes tipo ‘platita en el bolsillo’ son planes de pesos, pero al final del día, para que la economía funcione necesitas dólares. Y afortunada o lamentablemente, el Banco Central no puede emitir dólares, entonces sin dólares, todos los planes platita terminan en más inflación, no en más producción”, dijo.

“Los planes tipo ‘platita en el bolsillo’ son planes de pesos, pero al final del día, para que la economía funcione necesitas dólares»

Enfatizó que el Gobierno va a un año electoral con recesión, alta inflación y penando por los efectos de la sequía. “El problema que ya tenía la mala política económica que venimos arrastrando, se te sumó la sequía que te saca veinte mil millones de dólares a las reservas, o mejor dicho, que hace que entren veinte millones menos en exportaciones, que se recaude menos por los impuestos a la exportación, que tengas que racionar las importaciones y por lo tanto haya menos actividad”, remarcó.

Para el economista, esta imposibilidad de “recalentar” la economía aumentando el gasto público está detrás de los problemas políticos que sufre el FdT, porque hay una parte del Gobierno que prioriza evitar una profundización de la crisis y otra que pide un política económica electoralista que implicaría ampliar el déficit.

 

Compra de bonos

Enrique Szewach consideró que medidas que aplicó o pretende aplicar el Gobierno, como la recompra o la venta de bonos nominados en dólares son “manganetas” de ingeniería financiera que nunca serán un buen sustituto de la macroeconomía y de los que no se puede esperar más que resultados de muy corto plazo.

“Así como la recompra de bonos tuvo un resultado efímero, duró dos o tres días y después volvió el problema, la venta de esos bonos (impulsada por Massa para frenar la escalada del CCL) va a tener el mismo resultado… vos podés inventar: vendo los bonos, compro los bonos, les saco el arancel y lo pongo acá, pero al final del día el único que financia todo este desastre es el Banco Central y esto finalmente termina generando más inflación y más desorden. Entonces todo ese artilugio por un ratito a lo mejor te baja la brecha y se calma. Pero el resultado final es el mismo”, desarrolló.

Para el economista, el problema de fondo es que Argentina convive con el déficit y la única manera que tiene de financiarlo es a través de la emisión y eso siempre genera inflación.

Recordó que el gobierno de Macri agotó la posibilidad de financiar su déficit con endeudamiento externo y el actual abusó del endeudamiento interno, lo que generó un problema que solo se agranda.

“El Gobierno tiene déficit, o sea que gasta más de lo que recauda. Si tiene déficit tampoco puede pagar los intereses de la deuda. Cada vez que le vence la deuda, tiene que renovarla por lo que ya venció, por los intereses que tiene que pagar y para cubrir el déficit. O sea, tiene que aumentar la deuda. Pero como no puede aumentar lo suficiente la deuda, no le alcanza ni para pagar el déficit, ni para pagar los intereses. Esa diferencia la cubre otra vez el Banco Central, entonces el problema es el déficit, no la deuda, la deuda es la consecuencia” razonó.

Nuevo régimen

El economista planteó la necesidad de avanzar en un nuevo esquema. “Argentina tuvo todos los incentivos dados vuelta, aumentó el gasto público, aumentó la presión tributaria para financiarlo, después aumentó la deuda y el sector privado estuvo a merced del sector público”.

Señaló que en esas condiciones, el sector público se convirtió en el único con capacidad para invertir y el sector privado se vio obligado a pagar el gasto del sector público son posibilidad de volcar recursos a la producción.

“Cuando pasa eso, en cualquier parte del mundo, incluyendo Escandinavia, Dinamarca o Noruega, la economía deja de crecer porque el sector más productivo, por definición, es del privado y no es un problema de ideologías: el sector público no produce, brinda servicios… Ahora, cuando el sistema privado tiene que dar más plata de lo que corresponde para financiar todo esto, se queda sin fondos para para producir y si encima generás desconfianza, cambios en las reglas, el privado trata de salvar lo que pueda y ahorrarlo” describió.

Consideró que el cambio de régimen debería estar orientado a generar los incentivos para que sea el privado el que invierta, gaste, genere empleo y que el sector público sea el que ahorre. “Para que esto pase tenés que terminar con el déficit y para que haya los incentivos necesarios para el sector privado, tiene que terminar la inflación. Si terminás con el déficit, el Banco Central no necesita emitir para financiarlo y la inflación baja y si la inflación baja, entrás en un círculo virtuoso porque le dejás de cobrar el impuesto a los pobres”.

De anclas y tormentas

Los últimos gobiernos nacionales intentaron lidiar con la inflación tirando las anclas que habitualmente se usan para frenarla: atraso cambiario, aumento de tasas, tarifas desinfladas. Szewach consideró que ninguna tiene el efecto esperado porque se las aplica en un contexto inflacionario.

“Yo no sé navegar, no tengo la menor idea, pero los que saben me dicen que si tirás las anclas en medio de una tormenta no anclás nada, te vas al fondo. Y este es el problema, te pasaste tirando anclas en medio de una tormenta, con lo cual es peor tirar el ancla que ya no tirarla. Han tirado el ancla de las tarifas, el ancla atrasar el dólar, esas ancla te genera que el barco se hunda porque primero hay que calmar las aguas”, indicó.

Reconoció que eso de “calmar las aguas” demandaría sacrificios, pero consideró que temer futuros ajustes es subestimar la realidad actual. “Si tenés un 100% de inflación, si tu salario baja 30% o 40% para los trabajadores informales, si tu jubilación baja en términos reales, eso es un ajuste”, aclaró.

“Si tenés un 100% de inflación, si tu salario baja 30% o 40% para los trabajadores informales, si tu jubilación baja en términos reales, eso es un ajuste”, aclaró.

Pero advirtió que el ajuste que está aplicando el Gobierno actualmente es uno del peor tipo: “un ajuste sin ningún horizonte, sin ningún sentido, no es un ajuste para generar inversión, por eso es peor. Lo primero que tenemos que entender que no hay peor ajuste que el ajuste que no tiene destino, que no tiene esperanza u horizonte”.

Dicho eso, reconoció que aplicar el “nuevo régimen” que propone va a requerir “algunos ajustes, porque esta inflación del 100% es con tarifas deprimidas, con dólar oficial atrasado, con precios regulados, con precios del sector privado todos intervenidos. Hoy no hay precios en Argentina, no tenés noción de los precios y no podés estabilizar si no tenés primero los precios…  por supuesto que eso va a ser, entre comillas, un ajuste, pero es muy distinto a este, porque será un ajuste para mejorar”, señaló.

 

Los caminos del dólar

El economista destacó que otro requisito a resolver es la normalización del tipo de cambio. Consideró que un tipo de cambio único y libre, como tiene la mayoría de los países, es un objetivo deseable, pero advirtió que para llegar a eso primero hay que tener una economía ordenada.

“Si vos empezás liberando todo y teniendo el mismo déficit fiscal y el mismo desorden de hoy, estás en el peor de los mundos. Entonces primero hay que insertar el régimen cambiario en un programa integral completo, no es una cosa aislada. No es lo mismo un Massa devaluando, con todo respeto, en el vacío, que devaluar en medio de un programa con apoyo político, con acuerdos”, dijo.

Indicó que primero hay que eliminar las restricciones cuantitativas a la exportación, generar instrumentos para que haya incentivos de exportar y no incentivos a no hacerlo. “Tenés que eliminar todas las restricciones a las exportaciones,  ir a un mercado donde el importador pueda acceder a divisas, que seguramente será más cara y que el exportador pueda producir y vender algo al mundo”.

Respecto a la necesidad de devaluar como punto inicial de un programa de normalización, dejó una advertencia preocupante: “yo no sé si eso no lo tiene que hacer antes este Gobierno, porque no creo que llegue sin tocar el tipo de cambio”.

“yo no sé si eso no lo tiene que hacer antes este Gobierno, porque no creo que llegue sin tocar el tipo de cambio”.

Sin intención de hacer predicciones, estimó que un tipo de cambio equilibrado hoy estaría en un punto medio entre el oficial y el blue. “Si vos medís los costos a tipo de cambio libre Argentina es barata y todos los fines de semana tenés acá a paraguayos y brasileños, porque la Argentina a 400 por dólar es barata. Ahora, si hicieras esa misma cuenta a los 200 del oficial, resulta cara. Entonces, cuál es el indicador de dedo, como decimos los economistas, la verdad va a estar por ahí el medio. O sea, Argentina está demasiado cara en el dólar blue y está demasiado barata en el dólar oficial”.

 

Asistencialismo y precios

Otro de los requisitos para cualquier programa de normalización –siempre de acuerdo a Szewach- es definir precios y dejar de distorsionarlos con subsidios u otro tipo de medida.

“El precio donde tiene que estar y después en todo caso asistís al que no lo puede pagar. A través de una tarjeta alimentaria, de la AUH o por alguna forma de ayuda orientada a quien lo necesita realmente. Argentina ha entrado en esta trampa de que en lugar de focalizar la ayuda social a algunos, termina dándose a todos y cuando pasa eso no terminas ayudando a nadie”, indicó.

“Esa idea de querer hacer asistencia con los precios termina destruyendo los precios y los incentivos a producir y todo termina siendo más caro. La forma de abaratar es aumentar la oferta, no es prohibir la exportación, entonces vos al aumentar la oferta favorecés la exportación y te pasa como en todos los países de la región que terminan batiendo récords de exportación y los precios se abaratan porque tienen más oferta”, explicó.

 

Reformas

A pesar del pesimismo en su lectura de la coyuntura, el economista indicó que el próximo Gobierno tendría un panorama un poco mejor, especialmente en el sector externo porque seguramente no sufrirá una sequía tan severa como la de este año y tendrá menor necesidad de importar energía por el avance de las obras en Vaca Muerta.

Advirtió sin embargo, que aun así deberá avanzar en una serie de “reformas muy profundas”. “Se tiene que hacer una reforma en el gasto, tiene que hacer una reforma en la estructura tributaria, tiene que haber una reforma de las relaciones laborales, tiene que haber una reforma previsional en serio y eso es una tarea que Argentina no encaró en mucho tiempo, yo te diría en décadas, y entonces ahí no la va a tener tan fácil el próximo gobierno”, reconoció.

Consideró que “la reforma laboral ya está hecha” y de la peor manera, porque el 60% de la mano de obra en la Argentina es informal, no tiene jubilación, no accede a las seguridad social, a la salud como corresponde,  son trabajadores informales y su salario es totalmente flexible, por la inflación, la gente que gana menos plata, hay ajuste salarial y de la peor manera. El mercado de trabajo ya está desregulado.  Lo que hay que lograr es que esa desregulación tan mal hecha, desordenada y en contra de los trabajadores, se ordene”.

Indicó que esa reforma ordenada debería contemplar que las empresas más pequeñas y medianas puedan emplear gente sin pagar costos laborales siderales, sin tener costos de despidos siderales, que puedan desengancharse de los convenios por actividad que tienen las grandes empresas y que haya acuerdos regionales.

Reconoció que “va a haber resistencia porque todas las reforma generan resistencia, porque si las cosas no se cambiaron hasta ahora es porque a alguno le conviene que sigan así. Pero hoy es más a la gente que le conviene que a la gente que no le conviene”, aseguró.

 

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