25/11/2024
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La generación global de residuos electrónicos va en aumento y solo solo el 22% son reciclados de forma adecuada

Según el informe respaldado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional y la Investigación (Unitar), la cantidad de residuos electrónicos producidos en 2022, ascendiendo a 62 millones de toneladas, podría llenar 1,55 millones de camiones de 40 toneladas, formando una línea continua alrededor del ecuador.

Esta escalofriante cifra se ve agravada por el hecho de que apenas el 22,3% de estos desechos fueron debidamente recogidos y reciclados, lo que resulta en la pérdida de recursos naturales valorados en 62.000 millones de dólares y en un aumento significativo de los riesgos de contaminación a nivel mundial.

El informe proyecta un panorama aún más sombrío para el futuro, anticipando que la generación de desechos electrónicos alcanzará los 82 millones de toneladas para 2030, lo que representa un aumento del 33% respecto a los niveles de 2022. Esta tendencia al alza plantea serias preocupaciones tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

Los residuos electrónicos, que abarcan desde televisores hasta teléfonos móviles, contienen aditivos tóxicos y sustancias peligrosas como el mercurio, capaces de causar daños irreparables al cerebro humano y al sistema de coordinación. «El desafío global que supone esta basura no va a hacer más que crecer», advierte Cosmas Luckyson Zavazava, director de la Oficina de Desarrollo de Telecomunicaciones de la UIT, destacando la urgente necesidad de una regulación sólida que promueva la recogida y el reciclaje adecuados de estos desechos.

Sin embargo, el informe señala que la situación actual es preocupante, con una previsión de que la tasa documentada de recogida y reciclaje disminuirá del 22,3% en 2022 al 20% en 2030. Este declive se atribuye al crecimiento exponencial de la generación de residuos electrónicos en contraste con los esfuerzos insuficientes para su gestión.

Entre los desafíos identificados que contribuyen a esta discrepancia se encuentran el progreso tecnológico, el aumento del consumo, las limitadas opciones de reparación, los ciclos de vida más cortos de los productos, la creciente electrificación de la sociedad y las deficiencias en el diseño y la infraestructura de gestión de los residuos electrónicos.

A pesar de este panorama desalentador, el informe destaca que si los países lograran aumentar los índices de recogida y reciclaje de estos desechos al 60% para 2030, los beneficios económicos superarían los costos en más de 38.000 millones de dólares. Esta evidencia subraya la urgencia de implementar medidas efectivas para abordar la crisis de los residuos electrónicos antes de que sus consecuencias se vuelvan aún más devastadoras tanto para el medio ambiente como para la salud pública.

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