
El terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar y también afectó a Tailandia y China dejó un saldo devastador de más de 1.000 muertos y 2.376 heridos. La falta de maquinaria pesada complica las labores de rescate, en un país ya afectado por la guerra civil y una infraestructura debilitada. La comunidad internacional ha comenzado a enviar ayuda para enfrentar el desastre.