
La detección temprana y el abordaje adecuado en los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de los niños, especialmente cuando se trata de trastornos del neurodesarrollo. Expertos en el área, coinciden en que un diagnóstico precoz y un enfoque multidisciplinario ofrecen mayores oportunidades para mejorar el pronóstico de los niños afectados.