Romana Isabella relató cómo vive en Kiev tras más de 1.000 días de guerra, donde los ataques aéreos constantes y los toques de queda obligatorios cambiaron drásticamente su vida cotidiana, que ahora transcurre en una «nueva normalidad», según ella, absurda. Aunque explicó que nunca pensó en abandonar Ucrania, señaló que su decisión tiene bases en un compromiso asumido con la comunidad.
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